La sal y la sal marina. Dos fieles acompañantes del hombre y de los alimentos que, durante miles de años, han dado condimento a nuestras vidas y nos han ofrecido múltiples beneficios para nuestro cuerpo.
Altamente apreciada y exótica en sus inicios, la sal llegó a ser considerada muy importante en la antigüedad gracias a las propiedades que le confiere su composición mineral, integrada por cloruro sódico y otros elementos como calcio, cloruro de magnesio, potasio, yodo y manganeso.
Este preciado elemento permitía conservar sus alimentos por más tiempo e incluso se llegó a utilizar como forma de pago para los soldados; de ahí la palabra “salario”.
Hoy en día, la sal marina tiene diversos usos en la gastronomía y la cosmética.
Este preciado producto natural hace parte de las dietas de millones de personas en todo el mundo. Pero antes de seguir adentrándonos en sus maravillas, démosle un pequeño vistazo a algunos de sus beneficios, teniendo en cuenta que su uso debe hacerse de forma responsable dado que tiene un aporte de sodio importante.
- Es fuente de minerales esenciales, como sodio, potasio, calcio, yodo y magnesio.
- Ayuda a proteger el sistema cardiovascular.
- Permite la absorción de nutrientes en el intestino.
- Es un importante factor para la prevención de la osteoporosis.
- Es necesaria para el correcto funcionamiento muscular y del sistema nervioso.
- Mejora la digestión.
- Estimula la circulación sanguínea.
- Permite controlar los niveles de colesterol.
- Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
- Posee efectos desinflamatorios y de alivio en dolores musculares.
Guajira. Un paraíso colombiano lleno de magia. Hogar de una de las culturas indígenas más arraigadas y pintorescas de nuestra cultura: los Wayuú.
Esta comunidad, ubicada en el extremo norte de Colombia (Península de la Guajira), cuenta con un permanente invitado de honor. Un viejo conocido que, día tras día, acompaña a los Wayuú en su vida cotidiana: el Mar Caribe.
Es gracias a este gigante caribeño que las Salinas de Manaure existen en primer lugar. Del agua que lleva a las costas de la región es que se extrae el preciado mineral que llega hasta tu mesa.
¿Pero cómo se realiza este proceso?
Se trata de un artesanal recorrido que, al igual que esta hermosa región, vale la pena conocer.
Concentración, cristalización y recolección de la sal marina
Al hablar del viejo y querido mar, debemos también mencionar a otros importantes “cómplices en el proceso de producción salina: los vientos alisios, el sol con sus cálidos rayos y la alta concentración salina en las aguas.
Todos ellos aportan su grano de arena. O quizá deberíamos decir: “Su grano de sal”, permitiendo entonces que este preciado producto natural comienze a materializarse.
Para comenzar, a lo largo de la playa, los Wayuú excavan múltiples estanques de poca profundidad. Después, extraen grandes cantidades de arena y dan lugar a los “moldes” naturales que servirán como recipientes para esta gran receta marina.
Estos recipientes son luego conectados al mar por medio de diversos canales que “reúnen” al mar caribeño, es decir, lo llevan a concentrarse a través de este complejo de caminos, alcanzando así un mayor grado de salinidad.
Los canales que transportan el agua de mar finalmente desembocan en dichos recipientes o estanques. Entonces, se llenan del salado líquido. Allí, el agua reposará por varios meses, para después iniciar el proceso de cristalización.
Playa, sol y brisa… elementos ideales para crear una sal marina de alta calidad
Si viéramos la costa de Manaure desde el aire, apreciaríamos en esos momentos un bellísimo mar rosado y un paisaje colmado de incontables “lagunas” de distintas formas y tamaños.
El agua, ya separada del mar, sigue concentrándose en salinidad. Al mismo tiempo, se da un merecido descanso de varios meses. Mientras tanto, el sol y la brisa lentamente van causando la evaporación, en un proceso llamado cristalización.
Tras este periodo de transformación, lo que antes eran grandes estanques de líquido ahora son grandes depósitos de pequeños cristales asentados. Cristales que pronto emprenderán la última fase de su recorrido, antes de llegar a tu mesa.
Hacia los hogares de miles de familias colombianas
Los cristales, esa esencia del mar en su forma sólida, son en este punto “cosechados” por los Wayuú. A punta de pico y pala (y en ocasiones con ayuda de herramientas mecánicas o bulldozers), son arados y amontonados en pilas o montañitas de sal marina.
Estos blancos montículos crean un llamativo contraste en el paisaje de Manaure en el que los dedicados indígenas preparan la cosecha para su respectivo transporte a las diversas ciudades de Colombia.
Parte de esa preparación final incluye una última etapa de limpieza en la que se retiran las posibles impurezas que tengan los cristales y por medio de herramientas como tolvas, unos grandes recipientes que permiten un proceso mecánico de lavado y posterior centrifugado.
Tras este penúltimo paso, la sal marina logra finalmente una alta pureza y blancura. Ahora está lista para su cita de gala con los paladares colombianos.
Por último, miles de toneladas resultantes de este artesanal proceso son embarcadas vía marítima o terrestre, finalizando así un nuevo y productivo ciclo para la comunidad Wayuú.
Sal marina, mucho más que un condimento
Cabe resaltar la importancia que representa este producto natural en la vida de este noble y dedicado pueblo de nuestro país. Gracias a la sal marina, muchas familias de la comunidad cuentan con un sustento y una forma de vida.
Esta es pues una pequeña mirada al proceso que te permite disfrutar de esos beneficiosos pedacitos de mar con los cuales podrás alimentarte de manera más natural.
Puedes disfrutarla en su forma natural y también en deliciosas alternativas, como margarinas, snacks u otros productos que ya incorporan sal marina en su presentación final.
Chefs alrededor del mundo la usan de manera habitual, ya que esta variedad de sal les permite lograr una mayor sazón, sabores mucho más intensos y texturas más crujientes a las preparaciones.